El
exceso de tono simpático producido por un proceso de estrés mantenido
durante un periodo de tiempo más o menos largo va a producir una
reacción corporal que se traducirá en el asentamiento de esas tensiones
en diferentes puntos de la anatomía.
El
caso que nos ocupa es demostrar que algo que es
intangible, como el estrés, termina volviéndose dolorosamente físico y
real.
Mi
experiencia en veinticuatro años de trabajo como osteópata es que los
procesos que afectan a la columna vertebral no suelen regirse por un
patrón de comportamiento específico. Podemos encontrar personas que
tienen grandes hernias discales y que no muestran una sintomatología
agresiva, y sin embargo, vemos otras que con una mínima protrusión
desarrollan procesos realmente invalidantes y muy dolorosos. Lo más
normal es encontrarse con hernias importantes que comprimen la raíz
generando pérdida de fuerza y adormecimiento parcial o total de la zona
regida por el nervio, y en los casos más graves otras alteraciones
neurológicas de más envergadura que no son el objeto de este estudio.
Existen
muchas causas por las que un disco intervertebral termina rompiéndose
generando protrusiones y hernias. Aquí voy a referirme exclusivamente a
las que se producen como resultado de una compensación biomecánica por
mantenimiento de una excesiva tensión psíquica y física.
Cualquier
proceso de estrés genera ansiedad, y la ansiedad una gran cantidad de
síntomas desagradables que trataremos de reprimir a toda costa.
Sentimientos de ira, ansiedad, culpa, miedo, desvalorizaciones personales,
etc… Nuestra mente los reprime para no mostrarlos al mundo y, lo que es
peor, para no vivirlos, lo que va a provocar que queden almacenados en
las ciénagas del subconsciente desde donde clamarán por salir al
exterior para ser vividos y expresados.
El
estrés puede venir de dentro provocado por atributos de la propia
personalidad como el perfeccionismo, la competitividad, el querer
resaltar siempre, autoexigencias, desvalorizaciones,temores etc… y
también del exterior por trabajo, problemas económicos, enfermedad,
mudanzas, cambios de residencia, cuidado de enfermos, hijos, excesiva
preocupación por los demás y, como podemos observar, el estrés viene dado por tensiones en la vida cotidiana y por exigirnos
demasiado con relación a esa supuesta vida que creemos vivir plenamente
pero que en el fondo no es así.Por eso entramos en el mundo de las
tensiones, la mayoría de las veces por anticipado, y es importante explicar
esto ya que puede que sea la base del origen primario de la lesión.
El
ser humano es muy dado, una vez que pasa por algún acontecimiento
traumático, a pensar y revivir el problema una y otra vez,
imaginando y visualizando el momento del problema así como las posibles
soluciones. Y si el asunto además tiende a repetirse en su vida, peor
aún pues estará constantemente en un proceso simpaticotónico que le
llevará a los tan frecuentes procesos de estrés, ansiedad y posterior
somatización de esas excesivas tensiones en la estructura corporal.
Todo
esto llevará a que la persona esté irritada todo el tiempo porque no
tiene descanso de ningún tipo. La idea obsesiva acerca del problema se
convierte en el tema principal de su vida, de esta manera y sin darnos
cuenta, vamos enterrando en el subconsciente toda la carga emocional que
no hemos sabido gestionar debidamente a causa de la contrariedad
principal.
Cuando
tenemos una alteración emocional importante, y cualquier vivencia
traumática lo es, nuestro cerebro genera una curiosa manera de desviar
la atención de ese intenso suceso que en ese momento determinado no
podemos vivir por la causa que sea. Esa forma es el dolor, ya que
mientras estamos centrados en el dolor esas emociones ocultas no corren
riesgo de ser removidas y por lo tanto de manifestarse. El dolor hace
que la atención del paciente se desvíe al cuerpo y no al problema
principal, convirtiéndose en la defensa psicológica más efectiva.
Como
se puede ver el campo de investigación es enorme ya que desde esta
perspectiva las relaciones que podemos establecer entre la parte
psíquica y la corporal son ilimitadas, y digo ilimitadas porque cada
persona en función de su educación y su aprendizaje reaccionará de
manera diferente ante un conflicto vital.
A
continuación paso a relatar una de las múltiples compensaciones que
puede hacer nuestro cuerpo a causa de sufrir un estrés excesivo y
mantenerlo durante mucho tiempo. Aquí veremos cómo nuestro cuerpo va
poco a poco generando compensaciones que terminarán por afectar
directamente a los discos intervertebrales generando una brutal
compresión en determinadas zonas de la columna que a la larga
facilitarán la ruptura del disco dando paso a la producción de
abombamientos, hernias discales y otras patologías añadidas por
afectación más o menos profundas de los nervios espinales.
También
veremos cómo las ineludibles torsiones de la duramadre también afectan a
la mecánica sacro-craneal y a la relación cráneo, cervicales, ATM y los
problemas que de ello se derivan.
Excelente aporte, gracias y enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias Felipe. Esperamos seguir viéndote por aquí.
EliminarMuchas gracias por tu aportación. Muy interesante.
ResponderEliminarMuchas gracias Riello, siempre podemos contar contigo.
EliminarGracias por compartir vuestros conocimientos al respecto, ahora falta saber llevarlos a la práctica, por cierto me niego rotundamente a vivir estresada.
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Muchas gracias utópica "ascuriana". Esperemos que ésto empieze a coger carrerilla y los conocimientos lleguen mucho más lejos.
EliminarOtro abrazo de vuelta.
Muchas gracias por el aporte! espero seguir leyendo artículos tan interesantes en vuestro blog
ResponderEliminarMuchas gracias. Esperamos seguir manteniendo vuestro interés.
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